La historia de Aranjuez se remonta desde la década de 1910, cuando los colonos empezaron a llegar a las onduladas tierras para construir sus casas de veraneo y fincas ganaderas. Con el correr de los años, en 1930, se fueron urbanizando con la llegada de familias provenientes de diferentes municipios de Antioquia, en busca de trabajo en las empresas que nacían en el sur del Valle de Aburrá.
Las urbanizaciones para estos nuevos inquilinos se levantaron, principalmente, en la parte alta, sector de Berlín; y Aranjuez, en la parte baja. Algunas de las casas que se construyeron tuvieron influencia de los diseños que se venían haciendo en Prado Centro, adonde llegaban a vivir los más pudientes de la época.
Bautizar el barrio no fue fácil, los tres nombres que se consideraron provenían de Europa: Aranjuez, Berlín y Lídice. Al rendirse Alemania durante la Segunda Mundial, el nombre de Berlín perdió fuerza, sin embargo un sector se quedó con este nombre; se pensó en Lídice, ciudad Checoslovaca que sufrió, también, una masacre Nazi; pero Manuel J. Álvarez, el fundador del barrio, finalmente se impuso con el nombre de Aranjuez, una ciudad colonial española a la que él viajó.
Si de algo viven orgullosos los habitantes del barrio Aranjuez es de su parque y de la iglesia de San Nicolás de Tolentino, inaugurada en el año 1961.
Es de recordar que el primer nombre de la iglesia fue San Francisco de Paula, que duró muy poco, pues la traída de la imagen de San Nicolás de Tolentino, amarrado a la venta de los “biscochos milagrosos”, hizo que en la década de los sesentas la iglesia se llenara, todos los lunes, de feligreses que llegaban de diferentes barrios de la ciudad.
El parque es muy apetecido, llegan muchas personas a conversar y jugar, principalmente, adultos mayores; pero también las familias y los deportistas. Antes era una laguna.
El primer desarenador, que sirvió para distribuir el agua a los acueductos de los sectores Aranjuez y San Cayetano, quedaba en la carrera 50B con la calle 90ª.
Fueron tres los teatros que divirtieron a la comunidad entre los años setentas y ochentas: Aranjuez, que se ubicaba en la esquina del Parque; Palermo y Laika, más para abajo, donde ahora hay una iglesia cristiana; además cuenta con una funeraria.
Un gran orgullo de Aranjuez es la casona donde vivió por muchos años el artista Pedro Nel Gómez, quien en el año 1975 la convirtió en Casa Museo.
También, en el alto de Bermejal, todavía se conserva lo que era la entrada y parte de la estructura que soportó por años el Manicomio Departamental.
Otro atractivo artístico del barrio son los murales que se pintaron sobre las viviendas, al subir por el Bermejal.
En varios sectores se aprecian casas quintas que todavía se conservan y antiguas viviendas construidas a principios del siglo pasado. Como hay otras que dejan mucho que desear.
Por muchas razones, Aranjuez, fue uno de los barrios que más sufrió la fuerte violencia del narcotráfico, de los años ochentas y noventas.
Algunos de los personajes que nacieron o vivieron en Aranjuez son: la familia Longas, Horacio (artista) y Carlos Arturo (arquitecto); Tartarín Moreira, Pedro Nel Gómez, Epifanio Mejía, León Vargas (constructor), Alba del Castillo, soprano; y Juan José Hoyos, docente y escritor. A parte de ello, gracias a la labor del Liceo Gilberto Alzate Avendaño, Aranjuez es cuna de varios trovadores.
Hablamos con algunos vecinos de este barrio que nos contaron otras historias extraoficiales que vale la pena escuchar: