En otra época no podía morir don Leonardo Nieto Jardón, tenía que ser en el mes de junio, el día 20, un día antes en que la ciudad comenzaba a conmemorarse el fatal accidente de aviación que le costó la vida al legendario Carlos Gardel, y que en Medellín se hace con el Festival Internacional del Tango, evento que él mismo había creado para que la ciudad conociera, en vivo, los las importantes cantantes de tango.
Tuvo una vida sosegada y con mucha paz, rodeado de sus seres queridos, se nos fue, este gran caballero, a quien la ciudad adoptó en el año 1961, cuando aterrizó desde su amada Argentina al campo de aviación de Las Playas, como se llamaba el hoy Aeropuerto Olaya Herrera, donde, justamente, murió, hace 85 años, El Morocho del Abasto.
A don Leonardo Nieto se le agradece su amor por Medellín, lo demostró al referirse con exagerados adjetivos y con hechos, al fundar el Salón Versalles, el 15 de agosto de 1961, y crear en una vetusta casa, lo que fue La Casa Gardeliana, hoy Museo Casa Gardeliana, ubicada en el corazón del barrio Manrique Central, a pocos metros donde se erigió, en el año de 1968, la Estatua de Gardel.
Fueron muchas y profundas huellas que dejó don Leonardo Nieto, unas por el Bulevar de Junín, que conducen al Salón Versalles, donde muchos colombianos probaron por primera vez una pizza, empanadas argentinas, chilenas y una gran variedad de la gastronomía argentina.
Las otras huellas quedaron a lo largo y ancho del barrio Manrique, con la famosa Casa Gardeliana y La Estatua de Gardel, epicentro de los festivales del tango, que él mismo creó para divertir a los fanáticos del tango con la invitación de los más importantes cantantes arrabaleros.
Siempre le agradeció a la vida, el haberlo traído a esta tierra tan hermosa y tan querida para él, donde siempre recibió cariño, muchos elogios y haber conocido tantos amigos.