Por estos días el Teatro Arlequín y los Juglares, ubicado en toda la esquina de la carrera 44 con la calle 70, barrio Manrique Central, ha ocupado todas sus graderías con la obra “El Cedro y la efímera”, que tiene como mensaje una vida extensa, en lugar de acortar la vida de manera violenta.
Para presenciar esta comedia, han llegado familias con sus hijos, lo que sugiere que los padres están aprovechando el arte y la cultura para que los niños reflexionen y aprendan, desde pequeños, a darle un valor muy importante a la vida propia y a la de las demás personas.
“La obra habla del valor de la vida, la vida corta y la vida larga. Es la historia de una efímera que dura solo 24 horas de vida y, su contra parte, el cedro, que tiene 966 años de vida. Esto es una relación entre la vida y la muerte, porque cuando nacemos empezamos a morir; desde ahí luchamos para alcanzar una muerte producida por la vejez, como debe ser, no por actos violentos, sino por la edad. No morir como lo hace mucha gente en medio de la violencia; la muerte debe ser un acto natural de la vida misma”, expuso Adriana María Diosa Colorado, una de las protagonistas.
“El Cedro y la efímera” se extiende cerca de una hora; tiene como autor al maestro Óscar Manuel Zuluaga Uribe, quien a la vez es el director artístico de Arlequín y los Juglares, quien hace 53 años fundó este grupo artístico. Él es el dramaturgo y maestro del arte dramático de la Universidad de Antioquia. Los otros protagonistas son: Ludis Soto Cruz, Rodrigo Álvarez Durán y Pilar Paredes.
En el teatro califican esta obra como muy apreciada, por eso afirman que han llegado desde distantes barrios muchas familias con sus hijos a disfrutarla, quienes, también, se entretienen con las luces propias de la obra. Afirman que la comedia es un mensaje filosófico muy profundo, porque se trata de hablar de la vida y de la muerte donde hay niños, jóvenes, hombres, mujeres, adultos y adultos mayores. La idea es exaltar la vida y poetizar la muerte.