En la medida en que iban llegando a la residencia donde se llevó a cabo la cita, en el municipio de La Estrella, quienes fueron miembros del Grupo Scout 57 de los años setentas, ochentas y noventas, las sorpresas por los cambios físicos eran de no creer, a algunos la alopecia los cambió totalmente, otros se escondían en sus cabellos completamente blancos, cuerpos delgados y otros obesos. Todas estas transformaciones fueron los motivos de las conversaciones, de las charlas y de las anécdotas. Llegaron varias generaciones a la reunión que se llevó a cabo el sábado 22 de febrero.
Orlando Ortiz, fue el más bailarín allí, perteneció a los pioneros, llegó con sus 75 años, siendo el más adulto, de ahí para bajo llegaron de todas las edades, tanto los hombres como las mujeres. Éstas hicieron parte del Grupo Scout 57 desde los años ochentas; eran muy jovencitas, hoy día son todas unas damas, algunas abuelas.
Tan pronto ingresaban a la amplia y hermosa residencia de Alba Múnera, saludaban y buscaban a sus más allegados con quienes formaban grupitos para recordar y gozar sobre momentos vividos en aquellas épocas. Rápidamente, se agotaron los espacios, porque lo principal era sentarse con sus amigos y tertuliar.

Los organizadores les dieron oportunidad a algunos para que nos contaran, con micrófono en mano, cómo llegaron al Grupo y en qué les sirvió el movimiento de escultismo para la formación personal y para la educación de sus respectivas familias.
“Jovilla”, Jorge Villa, es toda una atracción, perteneció a varias generaciones. Llegó muy calvito, al igual que Pacho Monsalve, el médico ortopedista. “Cuco Colorado”, muy canoso y muy peludo, aprovechó para distribuir su libro relacionado a Quijote de la Mancha.
Definitivamente, esta reunión, que nació por un grupo de whatsapp, la consideran como un regalo para la vida. Claro, recordar es vivir y fue mucho lo que se vivió. Los diversos grupos que se armaban a lo largo y ancho de la residencia, eran con ese fin, recordar, y, posteriormente, risas, muchas risas.
El orden del día incluyó un espacio para homenajear a quienes a lo largo de estos años han fallecido. Se hizo una pirámide con las fotos de algunos de ellos para que fueran recordados. ¡Qué dolor! Los llevan en sus corazones.
El tiempo allí fue un remolino, cuando menos se dieron cuenta ya eran las diez de la noche, tiempo de abandonar la mansión. La nostalgia fue masiva porque todos en el alma quisieran que se programara lo más pronto posible otro encuentro. Para todos fue un regalo muy especial poder verse con los “amigos del alma”.
Ocho días después, en el atrio de la Parroquia de El Calvario, se celebraron los 56 años de fundación del Grupo Scout No. 57. Allí se acercaron otros exscouts que no pudieron asistir a la reunión anterior; igualmente, se mostraron agradecidos por el apoyo en la formación, las acampadas en distintos municipios de Antioquia y del país, las fogatas, los viajes en “auto-stop” y demás.