El espacio público es el cuarto lugar más frecuente en el que se presentan violencias sexuales hacia las mujeres y las niñas de Medellín, según el SISC (Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia).
“Nunca salgo sola. Mucho menos de noche. Los callejones del barrio son los lugares que más me dan miedo”. No es una sensación individual la que expresa Catalina Vargas*, estudiante del grado once de la Institución Educativa San Juan Bautista de la Salle, de la Comuna 3, sino una colectiva: según ONU Mujeres, el 35% de las mujeres a nivel mundial ha experimentado alguna vez violencia física o sexual.
En Medellín, hasta el 31 de octubre, 1.301 mujeres han sido víctimas de violencia sexual; 96 en vía pública, según el SISC. Con el objetivo de erradicar estas cifras, la ciudad está adscrita al programa Ciudades seguras y Espacios Públicos Seguros para Mujeres y Niñas (Safe cities) de ONU Mujeres desde 2015.
En Medellín, hasta el 31 de octubre, 1.301 mujeres han sido víctimas de violencia sexual; 96 en vía pública, según el SISC. Con el objetivo de erradicar estas cifras, la ciudad está adscrita al programa Ciudades seguras y Espacios Públicos Seguros para Mujeres y Niñas (Safe cities) de ONU Mujeres desde 2015.
El programa, que tiene impacto en las comunas 1, 2, 3, 8, 10 y 70, inició su prueba piloto en Manrique por ser la comuna con mayores índices de acoso y violencia sexual. A octubre 31 de este año, en Manrique, se han presentado 100 casos de delitos sexuales.
A pesar de que son cifras altísimas, la Secretaría de las Mujeres, trabaja en articulación con varias entidades e instituciones para sensibilizar y crear una conciencia colectiva que permita eliminar cualquier tipo de violencia contra las mujeres y las niñas.
Una de estas acciones es la Red Pedagógica de Docentes, que reúne a 26 instituciones educativas públicas, privadas y con cobertura. Esta red funciona como una mesa de trabajo permanente para conversar sobre estrategias que prevengan la violencia sexual en los entornos educativos.
David Andrés Gómez Jiménez, docente de ética y valores humanos de la Institución Educativa San Juan Bautista de la Salle, de la Comuna 3, quien hace parte de esta red desde hace dos años, cree que el impacto es muy positivo. “Lo que hemos podido lograr con el programa es que se visibilice el problema, que las mujeres sepan que tienen autonomía para denunciar, que hay personas que las pueden acompañar”, afirma David.
Catalina está de acuerdo con él. “Salir en el barrio muchas veces es incómodo. Uno siente las miradas, los comentarios… Aunque nunca salgo sola, desde que en el colegio nos hablan más abiertamente del tema, me siento con un carácter más fuerte. Es cambiar el pensamiento de que eso no es normal”, dice.
En la cultura colombiana, los chistes machistas, las miradas morbosas, los piropos y los gestos obscenos están tan normalizados en la vida cotidiana que muchas mujeres no se atreven a hablar sobre situaciones que viven, incluso, en sus casas. Por eso, Johanna Serna Galeano, docente de la Institución Educativa Rodrigo Lara Bonilla, quien lidera el proyecto de educación sexual en primaria, cree que es fundamental hablar de estos temas desde edades tempranas.
“El reto de un programa como estos es que a través de actividades lúdicas o de videos, las estudiantes se sientan identificadas con algo que hayan vivido y se genere una conversación en torno a esos sucesos. Solo de esta manera, ellas han empezado a alzar la voz; porque muchas veces sus mismas mamás, sus mismas tías les dicen que un abuso o un acoso es normal”, cuenta.
Las y los docentes que conforman la Red Pedagógica reciben, permanentemente, capacitación sobre los protocolos que deben de seguirse en las instituciones ante alguna situación de acoso o abuso, también firmaron un pacto para la prevención del acoso y la violencia sexual que socializan con regularidad y, además, se apoyan en el “acosómetro”, “amorómetro” y “violentómetro”, materiales pedagógicos que ayudan con el proceso de sensibilización.
“Hemos hecho mapas donde se detectan las zonas más inseguras, hemos hecho juego de roles, análisis de problemáticas donde se refleja la vulneración de derechos, hemos trabajado cartografías corporales… Las diferentes acciones pedagógicas didácticas nos han permitido ahondar, reflexionar y que sean ellas mismas y ellos mismos las y los protagonistas. No nosotros los maestros. Eso es lo más valioso: verlas y verlos tomar liderazgo”, asegura David.
Johana, por su parte, dice que lo más importante es que, a través de experiencias, las mujeres entiendan que es una realidad que se vive y que el silencio no es opción.
Ambos docentes coinciden en que la recepción positiva de las y los estudiantes es lo que más los entusiasma. Entre los dos colegios han sensibilizado en el último año, aproximadamente, 950 estudiantes.
Además de esta Red Pedagógica, se han dictado 42 talleres sobre prevención de acoso y violencia sexual a la policía y ejército, 120 actividades de sensibilización en transporte público, 22 talleres a conductores de transporte público, 19 a personal del Metro y 221 a entidades clave en los territorios, 37 activaciones lúdico pedagógicas en espacios públicos.
Desde la Secretaría de Mujeres, existe una convicción fuerte de que el éxito de este proyecto radica en que es una iniciativa que involucra a todos los públicos, pues construir una ciudad segura depende de todas y todos. Además, el objetivo es seguir extendiendo las estrategias a más territorios. Para el próximo año se espera implementar en la Comuna 7, en donde ya se realizó una investigación para conocer la percepción de la seguridad de niñas y mujeres en el espacio público.
El proyecto en cifras al 22 de noviembre
Se han sensibilizado…
Comuna 1: 872 personas
Comuna 2: 1.172 personas
Comuna 3: 841 personas
Comuna 8: 751 personas
Comuna 10: 588 personas
Comuna 70: 619 personas
Se han realizado…
100 actividades de sensibilización en transporte público.
31 activaciones en el espacio público.
19 talleres a conductores de transporte público.
16 talleres al personal del Metro de Medellín.
La cifra:
2 de cada 3 mujeres denunciaron que ellas o una mujer que conocen fueron víctima de alguna forma de violencia. Sólo una de cada 10 mujeres expresó que las víctimas acudirían a la policía para pedir ayuda.
Fuente: ONU Mujeres.
La frase:
“Lo que hemos podido lograr con el programa es que se visibilice el problema, que las mujeres sepan que tienen autonomía para denunciar, que hay personas que las pueden acompañar”, David Andrés Gómez, docente educativo.