En más de 300 sedes del Buen Comienzo de la ciudad de Medellín se desarrolla el proyecto de huertas de autoabastecimiento, de atención para la primera infancia, en las que se fomentan aprendizajes significativos en el ámbito nutricional, productivo y ecológico.
En estos jardines infantiles, se hace siembra, cuidado, cosecha y consumo de verduras, como lechuga, cebolla, tomate, cilantro, entre otras. Las sedes son acondicionadas con espacios en los que hay suficiente iluminación natural y áreas adecuadas para el crecimiento de las plantas.
Desde que se inició esta apuesta, más de 50.000 niños y niñas de Buen Comienzo han sido impactados con la estrategia, potenciando sus habilidades para el cuidado, el respeto y la protección del entorno en el que habitan.
“En Buen Comienzo incentivamos que los niños y niñas tengan afinidad, confianza y educación en cuanto a la Ecociudad. Los niños interactúan con las huertas y van a ser nuestros promotores en un futuro, y vamos a garantizar que estas nuevas generaciones crezcan siendo conscientes de la importancia de cultivar en armonía constante con la naturaleza y el cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad”, explicó el subdirector de presentación del servicio de Buen Comienzo, Daniel Aguirre.
La experiencia en las huertas nace con la intención de transformar espacios pedagógicos al interior de los centros y jardines infantiles, que contribuyan al aprendizaje, recreación y participación de los niños y las niñas, vinculando a las familias y agentes educativos en la apropiación, y el disfrute de esos lugares.
Para Juliana Obando, la mamá de una participante, “la idea con la huerta me ha parecido muy enriquecedora; muy bueno, porque la niña ha dejado unos miedos atrás, por ejemplo, con los animalitos, los insectos, el cuidado por el medio ambiente; también, le ha despertado una intriga por el proceso de cómo se producen todos los alimentos, tanto así que ha llegado a la casa a incentivarnos, como familia, a la plantación de verduras, como cebolla, lechuga, tomate; y ha sido muy fabuloso todo este proceso; también, se emociona mucho con la interacción con las texturas y, de verdad, para nosotros ha sido muy enriquecedor todo este aprendizaje”, dijo la señora.
Esta idea ha sido muy útil, puesto que se establece un compromiso con el medio ambiente desde la primera etapa de la vida, y se hace un aporte significativo a la transformación del entorno natural, inicialmente en los hogares, los barrios y el Distrito, en general.